Ángel Benito Aguado nace en Valdemorillo (Madrid, España) en 1949 y tan solo 12 años después de que Don Cesareo, el cura del pueblo, le echara el jarro de agua fría ya estaba empeñado en construir su primera guitarra. Al no haber tenido maestros, su trayectoria como luthier es bastante atípica, sobre todo en sus inicios cuando dicha actividad se desarrolló de forma absolutamente autodidacta.
Siendo aún un niño tuvo la oportunidad de aprender a manejar, preparar y afilar las herramientas de un taller de carpintería de Villaviciosa de Odón (Madrid), localidad de residencia de sus padres. Poco después comenzó a hacer sus primeros instrumentos (laúdes españoles y guitarras) en un taller de El Escorial, con una enorme dosis de ilusión, espontanea vocación y, naturalmente, de inconsciente arrojo.
En estos años se dedica a reparar todo tipo de instrumentos de cuerda pulsada (fundamentalmente guitarras) y empieza a construir instrumentos de plectro para concierto, con notable éxito y calurosa acogida entre los profesionales del gremio. Esto supuso para él un gran estímulo para continuar adelante con su vocación.
Su actividad se encamina hacia la construcción y restauración de instrumentos antiguos de cuerda pulsada (vihuelas, guitarras renacentistas y barrocas, laúdes renacentistas y barrocos, tiorbas, etc.) para algunos de los mejores profesionales de la especialidad. Paralelamente, en estos años ya construye guitarras clásicas obteniendo un notable reconocimiento entre los guitarristas.
Desde inicios del siglo XXI se dedica ya en exclusividad a la construcción de guitarras clásicas y clásico-románticas. Buena parte de su tiempo lo emplea en investigar cómo perfeccionar las prestaciones de la guitarra contemporánea con la idea de adecuarla a las necesidades actuales del guitarrista profesional. El reconocimiento que recibe de muchos profesionales, que agradece profundamente, le anima a seguir dedicando su vida a esta profesión.
